Monte Arabí visto desde la zona del Pulpillo. |
En la tercera excursión de este curso nos acercamos a conocer el Monte Arabí, o la “Montaña Mágica” como también es conocida. Es una atrayente elevación montañosa con abundancia de yacimientos, restos arqueológicos y muestras del arte rupestre levantino y esquemático, estas manifestaciones rupestre fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad, en diciembre de 1988, junto al resto del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo español. Además, acoge una gran variedad natural y faunística que habita en el singular relieve de esta montaña, donde las estructuras cársticas que la forman han sido modeladas por la erosión provocada por el agua y el viento, originando una gran cantidad de cuevas, abrigos y esculturas pétreas muy singulares. Todas estas características han llevado a que, en la actualidad, se este tramitando la figura de protección del Monte Arabí como Monumento Natural.
Mapa de la ruta realizada. |
En el recorrido por el Monte Arabí nuestra primera visita fue a la Cueva del Mediodía, las
pinturas de este abrigo fueron descubiertas por Julián Zuazo Palacio en 1915.
Pinturas rupestres de arte esquemático. |
A continuación nos dirigimos hacia la zona de la Casa del Guarda, junto al aparcamiento de esta zona se haya un aljibe restaurado, explicamos a los niños que estas construcciones están destinadas a recoger el agua de lluvia, para almacenarla para el consumo humano y de los ganados.
A escasos metros se encuentra la antigua Cantera del Tollo, de la cual se extrajo piedra para la construcción de la Iglesia de la Purísima. Actualmente sirve como charca de un proyecto para la reproducción de anfibios, pudimos comprobar cómo había una abundante puesta de huevos, algunos ya habían eclosionado, llamando los renacuajos la atención de los niños. Aprovechamos para explicar la metamorfosis que sufren los anfibios.
Alumnos observando los renacuajos. |
Desde aquí, nos
dirigimos a la Casa del Guarda, para almorzar.
La Casa del Guarda esta situada en la parte superior de una pendiente aterrazada, desde el mirador de la casa se puede observar una magnifica panorámica de la zona.
Entrada de la Cueva del Tesoro. |
Realizamos una incursión en la cueva, los niños se pudieron sentir espeleólogos equipados con sus cascos y linternas, la estrechez de la entrada los obligo a rectar como culebras hasta acceder a las entrañas de la gruta.
Al
acabar esta actividad nos encaminamos a la zona del Cerro de los Moros o Arabilejo
(913m. de altitud), donde contemplamos las cazoletas y petroglifos que hay en su
ladera sureste, no está claro
su significado, pero las teorías actuales lo relacionan como una especie de
rogativa para atraer la lluvia. Es uno de los tantos misterios del Monte Arabí.
Ascendimos a la cumbre del Arabilejo para contemplar los restos de un poblado fortificado de la Edad del Bronce. A destacar, el conjunto de cazoletas y canalillos que desembocan en un gran calderón, era un sistema primitivo de fontanería destinado a la recogida de agua para abastecimiento del poblado.
Calderón del Arabilejo. |
Jara |
Durante toda la ruta distintas plantas autóctonas
(jaras, romeros, etc.) nos muestran sus manifestaciones florales, de esta forma
nos advierten que la primavera ya está aquí de manera real y no solo en el
calendario.
En el recorrido nos van sorprendiendo algunas de las esculturas de piedra (dinosaurio, corazón, etc.), fruto del trabajo que la erosión a producido durante miles de años en las rocas calizas del Monte Arabí.
La comida la realizamos al abrigo de la colosal Cueva Horadada. En ella disfrutamos de la contemplación de sus paredes, repletas de formaciones alveolares, otra de las características a destacar de esta montaña es la singularidad de sus rocas con esas formaciones de gran belleza y peculiaridad.
Por la tarde, nos aproximamos a un pequeño
cortado, donde se prepararon las cuerdas para realizar un rapel. Los niños y
algunas intrépidas mamas, se lo pasaron de lo lindo descendiendo por la pared.
Mientras unos rapelaban, otros
observaban la naturaleza con un telescopio terrestre y prismáticos, con la
fortuna, que nos pudimos deleitar contemplando el majestuoso vuelo de un águila
real.
Acabada todas las actividades emprendimos el
regreso hacia el aparcamiento, pasando por al lado de la valla de los Abrigos de Cantos de Visera,
donde están las primeras pinturas rupestres descubiertas en la Región de Murcia,
en 1912. En esta ocasión desestimamos la posibilidad de ver este grupo de
pinturas rupestres, por falta de tiempo para realizar tantas actividades en una
sola jornada. ¡A ver! ¿cuando el Ayuntamiento se decidirá abrir el alberge de
la Casa del Guarda? y así, nos dará tiempo a realizar más actividades en un fin de semana completo en
el Monte Arabí.